Hormigonando

Cuidados del hormigón. Esa maldita costumbre de añadir agua al hormigón

Al hilo del post de la semana pasada en el que hablaba sobre el curado del hormigón, en éste post quiero comentar un tema que a los técnicos nos saca de nuestras casillas pero que no siempre se aprecia la importancia por parte de quién lo hace.  Se trata de esa maldita costumbre de añadir agua al hormigón.

Al igual que en el anterior artículo sobre cuidados del hormigón, quiero dar un enfoque dirigido a quién lo hace, al operario a pié de obra a quien nadie le ha explicado el tremendo daño que le está haciendo al hormigón por el simple hecho de añadir agua a la masa, no ha sido específicamente formado para la recepción y vertido de hormigón, sino que simplemente es lo que ha hecho siempre, de la misma manera, con los mismos vicios adquiridos de quien aprendió, que por supuesto tampoco nadie le había explicado esto (por desgracia, en algunos casos se explica pero no se escucha, pero esos son casos perdidos).

Así que voy a intentar no ser demasiado «técnico» en las explicaciones.  Para los detalles técnicos ya están los libros, pero esos no llegan a quien yo quiero llegar.

¿Por qué le añaden agua al hormigón?

En muchas ocasiones la fuente del problema esta en el proyecto de la obra.  Sí, sí, en el proyecto, ya que por el celo de algunos proyectistas en asegurar un hormigón lo más seco posible para conseguir mejores características, no se tiene en cuenta la trabajabilidad del mismo, por lo que cuando llega a la obra con la consistencia especificada es muy difícil trabajar con esa masa que más que hormigón parece plastelina.

Ante esto, y ante la falta de información del problema, los operarios encargados de poner ese hormigón en obra optan por añadir «un poco» de agua (así, a ojo) para que esa pasta se vuelva un poco más trabajable, sin tener en cuenta las consecuencias que esto conlleva.

En otras ocasiones nada tiene que ver con que el hormigón se prescriba especialemente seco, sino que ya se ha creado la costumbre de «ablandarlo» venga como venga.  Claro, cuanto más fluido sea la masa más rápido se coloca y ya sabemos la importancia que tiene la velocidad de ejecución en los destajos (malditos destajos).

La importancia de la proporción

Repasando lo que ya expliqué en el post sobre el curado del hormigón (te remito a él para la explicación completa), el hormigón necesita una cantidad de agua por determinada cantidad de cemento para que se produzca la reacción química que hará que se endurezca. Ni más ni menos, una proporción muy estudiada.

Tan importante es que la cantidad de agua sea la adecuada que incluso se tiene en cuenta la humedad que puedan tener los áridos de la composición, pues podría influir en el resultado final.  Así que, si la humedad de las piedras de la mezcla influye, imagina lo que puede influir un chorro de agua a ojo en la masa.

Menos cantidad de agua de la necesaria hará que no todo el cemento reaccione y endurezca, que es el caso que contaba en el anterior artículo.

En el caso de hoy ocurre lo contrario.  Cuando ya se ha producido la reacción del agua con el cemento la masa ha endurecido, se ha utilizado toda el agua que el cemento necesitaba para completar la reacción, la cantidad justa, pero ¿qué ocurre si el hormigón tenía más agua de la necesaria? ¿Qué consecuencias tiene para el hormigón el agua sobrante?

Consecuencias de añadir agua al hormigón

Os podéis imaginar que esa agua que no ha reaccionado (la sobrante, la que se ha añadido de más) no desaparece sin más, sino que se queda dentro de la masa del hormigón ocupando unos espacios, unos huecos que no son hormigón, sino agua.  No son piedra dura, sino líquido.  ¿Pero si el agua no es resistente? Efectivamente, he aquí uno de los problemas, pero hay más.

Por un lado, una de las consecuencias es la que acabo de mencionar, la heterogeneidad de la masa, es decir, que no todo el hormigón es hormigón, sino que algunas partes son agua embebida en la masa, en pequeños huecos, en ocasiones microscópicos, pero suficientes para reducir la resistencia del hormigón, suficientes para crear zonas sin la dureza prevista que acaban por reducir la resistencia general de la pieza.

A mayor volumen de poros, menor volumen de masa de hormigón, que es al fin y al cabo la que tiene la resistencia.  El aire de los poros no resiste.

Estas zonas ocupadas por agua en vez de por masa endurecida puede que estén rodeadas de hormigón, pero también puede suceder que esa zona esté en contacto con el armado de refuerzo.

Anda ¡agua en contacto con acero!

Creo que no es necesario que comente cuál puede ser la consecuencia de poner en contacto el agua con el acero.  Tarde o temprano se convertirá en un inicio de oxidación, un inicio de degradación del elemento de hormigón.  Quizá no será en un año, ni en dos ni en diez, pero recordemos que una estructura de hormigón tiene que durar mucho más que eso y tenemos que poner el cuidado necesario para que lo haga en las mejores condiciones posibles.

Por otro lado, el agua que se encuentra en el hormigón tarde o temprano acabará evaporando, saldrá de la masa dejando un hueco vacío.  Bueno, vacío no, será ocupado por aire y se creará un poro.  Quizá un poro aislado no signifique nada, pero si la cantidad de poros es elevada la cosa cambia.  Cuantos más poros, más zonas sin resistencia.

Además, si estos poros se van conectando entre ellos y acaban estando en contacto con el exterior, se convertirán en una vía de entrada de agentes ambientales al interior de la masa, lo que iniciará un proceso de degradación del elemento en cuanto ese ambiente exterior alcance la profundidad a la que se encuentra el armado.  Es lo que se llama carbonatación del hormigón.  Si la carbonatación alcanza al acero de armado se inicia la oxidación del mismo y más pronto que tarde precisará una reparación.

Oxidación de armaduras por carbonatación de hormigón

Oxidación de armaduras por carbonatación de hormigón

Los daños por carbonatación tienen también relación con la profundidad a la que se encuentran los armados, de ahí la importancia de utilizar separadores para garantizar que no se encuentran demasiado cerca de la zona exterior del hormigón, pero de eso hablaremos en otro post de ésta serie de cuidados del hormigón.

En definitiva, añadir agua al hormigón aumenta la porosidad del mismo y por tanto disminuye la durabilidad y la resistencia.  ¡Ahí es nada!

Añadir agua al hormigón aumenta la porosidad y por lo tanto se disminuye la durabilidad y la resistencia.

Otra consecuencia a tener en cuenta es la que afecta al anclaje de las armaduras.

Aunque profundizaremos más en futuros post sobre el cuidado del hormigón, pero por introducir el tema, para que las armaduras de refuerzo que se encuentran en el interior del hormigón cumplan con su cometido es necesario que se encuentren perfectamente ancladas al hormigón, es decir, aprisionadas, impedidas por la fuerza que el hormigón ejerce sobre ellas de manera que ambos materiales trabajen en conjunto, íntimamente unidos.

Sin embargo, vamos a pensar de nuevo en aquellos pequeños espacios en los que se había quedado encerrada el agua, especialmente los que estaban junto a los armados.

Para que el hormigón presione al acero tiene que haber hormigón. Parece de perogruyo, pero es precisamente lo que no ocurre cuando en vez del hormigón necesario hay agua (o aire, en caso de que se haya evaporado el agua).  Si no hay hormigón no hay presión y por lo tanto se debilita la acción de refuerzo del armado, la unión entre ambos materiales se puede romper por la menor resistencia.

Si solo ocurre en una zona microscópica y puntual no pasa nada, pero si por culpa de haber añadido exceso de agua al hormigón, éste es mucho más poroso de lo deseable, la cosa cambia.  El anclaje y por tanto el refuerzo del hormigón puede verse seriamente comprometido y acabar provocando la aparición de grietas en zopnas donde debería estar trabajando el acero.

Cuanto menos volumen de hormigón se encuentre en contacto con el acero, menos presión de anclaje y por lo tanto menos resistencia de la pieza.

Más consecuencias.

Todos sabemos que en una mezcla, lo más pesado tiende a irse al fondo y lo menos pesado sube a la superficie ¿verdad?  Pues bien, debido a éste efecto, parte del exceso de agua subirá a la superficie (exudación) haciendo que la proporción de agua en relación con el cemento en la superficie disminuya drásticamente, tanto que en algunos casos el hormigón de la superficie puede llegar a romperse simplemente con la mano por la gran cantidad de agua que ha subido, quedando prácticamente una superficie de barro fino.

Evidentemente la primera consecuencia de ésto es la baja resistencia de la superficie del hormigón.

Además, el agua exudada (esa que ha subido hasta la superficie) va a tender a evaporarse rápidamente, tan rápidamente que se van a producir fisuras en la superficie del hormigón, ya que los espacios dejados por el agua al evaporarse van a querer ser rellenados por la masa, la cual retraerá y provocará esas fisuras.

Fisuración del hormigón.

Otra consecuencia de este efecto de exudación es que aumenta drásticamente la porosidad superficial, por lo que se facilita que el ambiente exterior alcance a las armaduras (se favorece la velocidad de carbonatación) iniciando un proceso de oxidación que ya hemos comentado.

Entonces ¿Qué hacer si el hormigón llega tan duro que no se puede trabajar?

Esta es una situación habitual.  Como he comentado una de las causas de que ésto ocurra está en el propio proyecto en el que se prescriben hormigones muy secos.  Sería deseable que el proyectista tuviera en cuenta que ese hormigón tiene que ser colocado, y por lo tanto prescribiera un hormigón con mayor trabajabilidad, previendo el uso de aditivos que conservaran la relación agua/cemento pero que le dieran mayor fluidez a la masa para su colocación.

Si esto no ocurre y el hormigón se prescribe seco, la contrata debería adelantarse al problema y tratar de acordar con la dirección de obra el uso de aditivos, hormigones autocompactantes o bien un cambio en la consistencia del hormigón, pero modificando la dosificación en planta, nunca a pie de obra.

También puede suceder que se pida a la planta una consistencia del hormigón pero que la que llegue sea diferente por cualquier causa (error de dosificación, trayecto…).  No debe servir como excusa para añadir agua.  Si el hormigón no ha llegado con la consistencia solicitada SE DEVUELVE.  Sí, sí.  Tal cual.  Si no se ha servido el hormigón solicitado no hay que tener miedo a devolverlo, cualquier cosa antes que añadir agua al hormigón ¿o es que prefieres bajar la calidad de tu trabajo antes que exigir que te sirvan lo que has pedido?

Si a pesar de todo, se ha solicitado que se modifique la consistencia, que se añadan fluidificantes, se ha comprobado que el hormigón servido es el solicitado, el hormigón sigue siendo muy seco, solo queda una opción… HAY QUE JODERSE Y COLOCARLO ASÍ.  Nada de añadir agua, nunca, jamás.  Tendrás que tardar más en colocarlo, trabajarlo más con el vibrador, poner maýor cuidado en no dejar coqueras, pero en ningún caso añadir agua.  Negocia si quieres un mayor precio por colocación dificultosa, pero NO AÑADAS AGUA.

Creo que ha quedado claro ¿no?

En resumen

Como hemos visto, la simple acción de coger una manguera y añadir agua al camión para que éste sea más fluido y más fácil de trabajar conlleva consecuencias que pueden llegar a ser muy graves:

  1. Disminución de resistencia.
  2. Aumento de porosidad.
  3. Disminuye la durabilidad.
  4. Favorece la carbonatación.
  5. Empeora el anclaje de las armaduras.
  6. Favorece la oxidación del armado.
  7. Fisuración superficial.
  8. Aumenta la velocidad de carbonatación.
  9. Baja la resistencia superficial.
  10. Seguro que me he dejado alguna… completa la lista en los comentarios.

¿Todo esto simplemente por coger la mangeura y añadir agua al camión hormigonera?  Ya ves.

Quizá tú, si tú, el que tienes la misisón de verter el hormigón no pienses más que en terminar rápido tu trabajo para cobrar y a otra obra, sin importar la calidad del mismo.  Si después de leer este post sigues pensando que así, no mereces ser un profesional de la construcción, vete a otra parte y deja sitio a los buenos profesionales.

Espero que si no conocias las consecuencias de eso que has estado haciendo desde siempre, dejes de hacerlo ahora que las conoces.  Los que compren los edificios en los que intervengas te lo agradecerán.


Si quieres encontrar más contenido relacionado con la serie de Cuidados del Hormigón, aquí tienes lo que he escrito hasta ahora sobre el tema:

Calzos separadores de hormigón

Encofrados para hormigón

La importancia de un buen vibrado del hormigón

Curado del hormigón

Hormigonar en tiempo frío


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Alario Arquitectura técnica en Valencia. Arquitecto Técnico en Valencia

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25 Respuestas a Cuidados del hormigón. Esa maldita costumbre de añadir agua al hormigón

  1. Ulises Rivas 8 noviembre, 2018 en 2:36 #

    En primer lugar quiero decir que soy estudiante de Ingeniería Civil, soy Dominicano y esta practica es utilizada todos los días en el vaciado de hormigón en mi país, en mis 3 años de estudiante nunca había leído ningún foro que explicara con tanto detalle y de mejor manera, lo que ha sido expresado aquí, permitame primero felicitarlo por tener la profesionalidad de explicar el tema de esta manera y en segundo lugar por ayudar a personas como yo a conocer un poco mas del comportamiento del hormigón frente al exceso de agua. Muchas Gracias!!
    Sin mas que decir me despido y le envió un gran saludo

  2. Miguel Lopez 18 agosto, 2018 en 13:19 #

    En un colado de un muro, los albañiles prepararon la mezcla con mucha anticipacion (2 horas) y se les endurecio y añadieron mas agua para reblandecerla…supongo que es totalmente incorecto, verdad? Saludos

  3. Ana Belén 2 julio, 2017 en 4:30 #

    Estimado, muchas gracias por compartir sus valiosos conocimientos. Le cuento que me hicieron una vereda de hormigón, sucede que barro y barro y no para de salir polvo, como si saliera el propio portland, incluso veo que la voy deteriorando, como desgastando… Quisiera preguntarle si pudo haber sucedido esto del exceso de agua que provocó mucha porosidad y qué perspectivas tengo, es decir, qué puede seguir pasando con mi vereda? Muchísimas gracias!!! Saludos.

    • Enrique Alario Catalá 2 julio, 2017 en 19:31 #

      Pues no sabría decirte, habría que verlo. Hay algunos productos que se pueden aplicar superficialmente para cerrar el poro y que no suelte polvo.

      Un saludo

      • Ana Belén 25 julio, 2017 en 16:26 #

        Muchas gracias, saludos

        • Anónimo 21 julio, 2019 en 1:11 #

          Gracias por su aporte tan valioso para un estudiante y profesional excelente sus artículos saludos Alicia Banzer

  4. Don Alberto 22 marzo, 2017 en 7:48 #

    Saludos, y disculpas pero no me queda bien en claro por que la prohibicion de agregar agua a pie de obra, pero si la posibilidad de modificar la dosificacion en planta.
    Y por otro lado, para nosotros los albañiles de pequeñas casas, cual seria la mas correcta solucion ‘chapucera’ en casos de imprevistos en el colado y extencion en el tiempo (se acabo el cemento-ir a comprar, se lesiono el peon, etc) y el hormigon ya empezo a fraguar demasiado duro, suponer a los 4cm de un contrapiso y debo seguir colando hasta 7cm de espesor? es correcto mojar todo con cemento diuido en agua? o solo al colar el hormigon fresco superior un poco mas liquido este cedera agua al de abajo y se «uniran»? Muchas gracias Enrique, Don Alberto.

    • Enrique Alario Catalá 7 abril, 2017 en 18:55 #

      Hola Don Alberto. Cuando se modifica la dosificación en planta no se hace únicamente añadiendo agua, sino que se añaden también los áridos y el cemento en las proporciones adecuadas para que se mantenga la relación agua/cemento, cosa que no pasa si se añade agua «a ojo» en la obra. Si el hormigón llega duro, lo primero que hay que comprobar es si ha pasado el tiempo límite de entrega, pues si se ha pasado hay que devolver el camión y, por supuesto, ese no se paga a la planta (ha sido culpa suya).

      Para evitar que se queden 4 cm hormigonados y falten otros 3 hasta 7, lo que hay que hacer es hormigonar siempre hasta llegar a 7, pero en superficies más pequeñas, de modo que no se quedará nunca medio coanto del forjado sin hormigón, sino media superficie. Eso se puede resolver con una junta de hormigonado, pero en el caso de que se endurezca el hormigón a mitad del canto del forjado y luego se tenga que verter el resto, eso es inviable, habría que demolerlo. Desde luego en una obra mía no lo permitiría ni de coña.

      Espero que te haya ayudado la respuesta.

  5. Luis 4 marzo, 2017 en 22:05 #

    Hola Enrique, gracias por la aportación que haces con este blog. Si no es mucha molestia, te lanzo la siguiente pregunta: hace unos días hablando con un amigo, éste me dijo que mientras más vueltas se le diese al hormigón dentro del camión hormigonera, más se licuará. ¿Esto es cierto? En caso de que sí sea cierto, cuál es el máximo tiempo o revoluciones que son recomendables para que dicho hormigón no se licúe dentro de la hormigonera?. Gracias Enrique.

    • Enrique Alario Catalá 6 marzo, 2017 en 23:11 #

      No es cuestión de tiempo, sino más bien de velocidad de la cuba. Sí que es verdad que al pasar el tiempo puede sufrir un inicio de fraguado.

      Un saludo

  6. fer 13 junio, 2016 en 16:39 #

    Independientemente de todos estos comentarios y tal y como se recoge en la ACI parece ser que sí esta autorizado agregar agua al hormigón siempre y cuando se cumplan una serie de condiciones:

    ACI Apartado R26.5.2.1(h) La norma ASTM C94M permite la práctica de agregar agua al concreto mezclado antes de ser descargado para alcanzar el rango especificado de asentamiento, siempre que no se violen los límites prescritos para tiempo máximo de mezclado y para la relación a/mc.

    ¿Cómo añadir agua en la obra?

    a) El asentamiento máximo permisible del concreto debe ser especificado o determinado a partir del asentamiento nominal especificado más las tolerancias.
    b) Antes de descargar el concreto en la obra, debe ser estimado o determinado el asentamiento real de la mezcla. Si se mide el asentamiento, debe hacerse sobre una muestra proveniente del primer cuarto de yarda cúbica (0.2 m3) del concreto descargado y el resultado se utilizará como un indicador de la consistencia y no como un ensayo de aceptación. Los ensayos para la aceptación del concreto deben hacerse de acuerdo con la ASTM C 172.
    c) En el lugar de trabajo,se deberá añadir agua a la mezcla (bachada) entera, de manera que el volumen de concreto a ser retemplado es conocido. Un principio para tener en cuenta, que trabaja razonablemente bien es: 1 galón, o aproximadamente 8.5 libras de agua por yarda cúbica para un incremento de 1 pulgada en el asentamiento (5 litros, o 5 kg de agua por metro cúbico para 25 mm de incremento en el asentamiento).
    d) Toda el agua añadida al concreto en el lugar de la obra debe ser medida y anotada.
    e) La ASTM C 94 requiere de 30 revoluciones o giros adicionales de la olla (tolva) a velocidad de mezclado después de la adición de agua. De hecho, 10 revolu- ciones serán su cientes si el camión puede mezclar a 20 revoluciones por minuto (r.p.m.) o más.
    f) La cantidad de agua añadida deberá ser controlada de manera que el asentamiento y/o la relación agua/ce- mento máxima, que se indica en la especificación, no sea excedida. No se permite adición de agua alguna después que se haya descargado más de una pequeña porción del hormigón.
    g) Una vez que se haya obtenido el asentamiento o la relación agua/cemento deseada, no se permitirá ninguna adición posterior de agua.
    h) Antes del vaciado (colado) de concreto deberá efectuarse una reunión de trabajo, para establecer los procedimientos adecuados a seguir, determinar quien está autorizado a solicitar una adición de agua y para de nir el método a utilizar para documentar el volumen de agua añadido en la obra.

    • Enrique Alario Catalá 14 junio, 2016 en 12:08 #

      Hola Fer,

      Gracias por la explicación tan extensa.

      Aquí en España es diferente, no está autorizada la adición de agua a la masa una vez ha salido de la central. Si no se alcanza la consistencia deseada se devuelve el camión para que la central suministre el hormigón con las características solicitadas.

      Un saludo

  7. Jorge Urbano 8 septiembre, 2015 en 20:50 #

    Para una estructura que proyecté para una fundación en la India, un compañero me pidió que investigara como evaluar la consistencia sin medios materiales. El profesor Antonio Aguado me dio la solución, que es normativa en hormigón aluminoso: Si uno coge hormigón con la mano, y puede formar una pelota (castable) y no se va de bareta, digamos, el hormigón tiene una consistencia adecuada. Si aprovechando la toma de muestras (con su cono de Abrams y todo), probáis a ensayar a mano la consistencia, tendréis en vuestra mano una herramienta privilegiada para hacer estimaciones rápidas. Como recompensa a mancharse las manos, obtendréis un peeling completo de manos (como no los vais a tener mucho tiempo con unos guantes de cirujano de pvc o acrilato nos podemos proteger sin perder tacto)

  8. AparejadorManuj 14 enero, 2015 en 19:50 #

    Efectivamente, si el hormigón no ha llegado con la consistencia solicitada, se pide su devolución sin ningún miedo. Aunque dudo que ese hormigón vuelva a planta, así a la primera. Intentarán colocarlo en cualquier otra obra cercana, donde no sean tan «tikismikis».
    O al menos antes era así.
    Magnífico post. Me hizo recordar mi época de estudiante. En los exámenes siempre nos caían varias preguntas sobre curado del hormigón y relaciones a/c. 🙂

  9. tony 26 octubre, 2014 en 16:02 #

    Hay una cosa que muchos técnicos no tenemos y es la experiencia de mancharse con el hormigón obra tras obra. La química del hormigón esta muy bien. Yo mismo me pase horas y horas en mi proyecto (magnificamente asesorado por mis profesores en temas de quimica, normativa y esos temas) fin de carrera afinando una dosificación para un hormigón estructural con mordenitas y otras zeolitas naturales de México que no me terminaba de salir como yo quería. Finalmente, tras infinitos ensayos fallidos, me pase por una obra y hable con el aparejador y me dijo «habla con Mariano que el es el que mas sabe» cogí al mariano (señor de 61 años) y le dije «venga conmigo al laboratorio que me va a enseñar». Le explique lo que quería hacer y la normas que seguía (que a el le sonaban a chino y hasta se reia un poco), le enseñe como lo hacia y me corrigió, tanto el antes, el durante y el después.

    Oye, mano de santo, todo perfecto… mayor resistencia a 28 dias con un 20% menos de cemento y similares resultados en durabilidad respecto de las probetas patrón.

    Habra mucho que «a ojo» lo hagan mal… pero años y años de amasar y trabajar en obra con el tema valen mucho mas que cualquier metodo de dosificacion.

    • Enrique Alario Catalá 27 octubre, 2014 en 18:55 #

      Hola Tony, tienes mucha razón en lo que comentas, la experiencia de quien ha estado haciendo esto mismo toda su vida es importantísima, esos profesionales son los que echo de menos cuando veo situaciones como als que describo en el post, debidas en la mayoría de las veces por falta de formación o, peor aún, falta de profesionalidad.

      Gracias por tu aporte y espero volver a verte pronto por aquí.

    • Ricardo910 15 enero, 2019 en 15:49 #

      Estaria bueno que explicara como logró esa mayor resistencia con 20% menos de cemento, ya que esta diciendo que los que escribieron las normas no saben nada. Ademas, si usted siguió la norma al pie de la letra y no obtuvo los resultados que debía, indicaría directamente que las normas son una mentira. Mariano debe ser millonario con tanto que sabe, avísenles a quienes hacen las normas porque se están perdiendo esta mejora!

  10. Jose Vallejo 21 octubre, 2014 en 7:31 #

    Muy bueno el articulo dice lo que todos sabemos (o debiéramos) y que a veces se olvida y muchas mas se obvia.
    Yo iría mas allá, puesto que la relación estequiometrica para la correcta reacción del cemento es en torno al 25% todo lo que pase de ahí es «envenenar» el hormigón, afectando, como tu muy bien has dicho, al producto final.
    Si se quiere una puesta en obra fácil lo mejor es acudir a la tecnología y jamas al agua. Hoy en dia hay superfluidificantes a unos precios muy competitivos que permiten masas de gran trabajabilidad.
    A modo de ejemplo, de cuanto afecta el agua, en los prefabricados se trabaja con relaciones agua cemento cercanas a la relación estequiometrica, obteniéndose materiales muy poco porosos y con resistencias cercanas a los 1000kg/cm2; en cambio en las obras nos conformamos con 250Kg/cm2 y una de las razones es el agua.

    • Enrique Alario Catalá 21 octubre, 2014 en 9:23 #

      Ahí es un poco a lo que voy Jose, que podrían tenerse en cuenta este tipo de productos a la hora de proyectar para evitar lo que todo el mundo sabe que va a suceder. No quiero decir con ésto que la culpa de que se añada agua al hormigón sea de los proyectos, pero si que podría ser evitado en parte teniendo en cuenta éstos aspectos.
      Gracias por tu comentario

  11. José Manuel Eiriz 20 octubre, 2014 en 20:43 #

    Acabo de leer este y el anterior artículo. Excelentes los dos. Lo único que se me ocurre decir es algo que me habrás oido en más de una ocasión «FORMACION FORMACION Y MAS FORMACION» , los buenos profesionales han de estar formados, pero también es verdad que la formación se ha de adecuar a los profesionales a los que va destinada .
    Gracias por ser tan didáctico.

    • Enrique Alario Catalá 20 octubre, 2014 en 20:51 #

      Gracias José Manuel, eres de los míos. Formación, formación y más formación. De hecho hace un tiempo escribí un post al respecto (https://enriquealario.com/formacion-formacion-y-formacion/)
      Lo malo es que en muchas ocasiones la formación se entiende como una obligación, no como una mejora profesional, osea, se hece sin creer realmente en lo que se está aprendiendo y sin ganas de cambiar la forma de hacer las cosas, lo que añadido a que en muchas ocasiones la formación o los recursos para aprender (véase libros técnicos) no están enfocados a los profesionales que van a estar a pie de obra ejecutando los trabajos.
      Gracias de nuevo por participar. Nos seguimos viendo por aquí y por las redes.
      Un abrazo

  12. molineroarquitectos 20 octubre, 2014 en 8:41 #

    Muy interesante. Ojalá sirva de incentivo para convencer a esos «rápidos» de la obra.

    En cuanto a la bondad del proyecto, efectivamente no siempre es posible trabajar con lo prescrito en él en las condiciones supuestas, pero igual de cierto es que generalmente se prescribe hormigón con consistencia plástica o blanda (nada de especial dificultad) y que algunos de los aditivos (no todos aconsejables pero permitidos) permiten una mayor maleabilidad del material. Por cierto, ta vez algunos conceptos no resulten tan comprensibles, por ejemplo eso de trabajabilidad. Lo digo porque si alguien desconoce su significado y acude al diccionario no lo encontrará. Sí hallará maleabilidad, ductilidad…

    En cualquier caso, la consistencia del material requerirá de unos medios auxiliares o un tiempo de vertido y extendido mayor o menor, según los casos, que evidentemente influirán en el precio. Aquí es donde surge el problema: la mayoría de las empresas presupuestan más por su experiencia que por el conocimiento técnico que debieran tener de la obra en cuestión a partir del proyecto. Este no suele ser para ellos mas que un conjunto de planos y un presupuesto. Pliego de Condiciones…¿qué ese eso? Pues es un documento fundamental para comprender tanto aspectos administrativos como técnicos de la obra, especialmente los referentes a las condiciones de aceptación y rechazo y la puesta en obra de los materiales, su acopio, la ejecución de los trabajos, etc. Documento al que le prestan mucha atención los abogados y los jueces en caso de litigio, por algo será.

    Por eso atribuir un defecto de planificación de la obra a la prescripción del proyecto es como culpar al fabricante de cuchillos de los asesinatos que se cometan con ellos. Es el uso apropiado o indebido del material lo que produce el efecto no deseado y, de hecho, se considera un vicio oculto de construcción pues contraviene lo especificado para su ejecución, incontrolable por los directores de obra y de ejecución de la misma, que no está presentes permanentemente en la misma y solo comprobable sobre hechos consumados mediante el Control de Calidad, que es igualmente importante y exigible, aunque se produzca sobre un muestreo más o menos amplio.

    Gracias por el artículo, que en cualquier caso es ilustrativo de una realidad que se da en las obras, tanto grandes como menores, pues no depende de la magnitud de la misma sino de las personas que las acometen y su compromiso con la calidad de su propio trabajo. Amor al arte, que se llamaba.

    • Enrique Alario Catalá 20 octubre, 2014 en 20:47 #

      Gracias por participar compañeros. Eso es lo que trato, que sirva para mostrar a los rápidos que no todo vale y que lo que ellos piensan que no pasa nada, en realidad sí que pasa.

      Quizá se me ha entendido mal cuando he comentado lo del proyecto. Evidentemetne no culpo al proyecto de que se vierta agua, la culpa es de quien lo hace, pero pienso que al final todo en una obra cuenta, por lo que si desde proyecto se contara con el factor de ejecución de lo que se proyecta se evitarían muchos errores debidos a la falta de formación del sector.

      En cuantop a lo de la trabajabilidad, si, es un palabro ionventado pero utilizado comunmente en las obras. Al tratarse de un enfoque «no técnico» he querido utilizarlo para evitar otras palabras (como las que comentas) que, a pesar de ser las adecuadas, posiblemente no se entendieran tan bien por el segmento al que quiero que entienda mis explicaciones.

      Lo de valorar los trabajos ya es de otro mundo lo que pasa aquí en España. Como bien dices los documentos de proyecto se los pasan por el arco del triunfo, por lo que yo normalmente, en mi papel de dirección de ejecución, trato de concretar los aspectos relevantes intentando adelantarme a los problemas que pudieran surgir por no atender las contratas a las especificaciones de proyecto. Es una evidente falta de profesionalidad del sector y estoy totalmetne de acuerdo contigo.

      Gracias de nuevo y disculpa si se ha entendido mal mi enfoque.

      Espero volver a verte pronto por aquí.

      Un saludo

    • Anónimo 20 octubre, 2014 en 21:14 #

      Estoy en desacuerdo con el ejemplo de la fabrica de cuchillos y los asesinatos, al menos en parte. En varias ocasiones yo personalmente tuve que solicitar a la DF que permitiera modificar el tamaño de los áridos del hormigón porque la disposición de las armaduras, la separación entre ellas, era tan tupida que dificultaba mucho el hormigonado con la posibilidad real de aparición de coqueras. Consultado por la DF ,el calculista este modificó el tamaño del árido y la consistencia del hormigón . Es un ejemplo concreto dado que hablamos de hormigón.
      Soy de esos técnicos que creen que el proyectista también ha de tener en cuenta la puesta en obra de su proyecto, que estarás de acuerdo conmigo que más veces de las deseables se deja al criterio de los profesionales aspectos de la puesta en obra delicados y no se suelen vigilar. Al fin y al cabo el proyectista es máximo responsable del proyecto y la puesta en obra es una fase más del proyecto. No quiero decir con esto que los demás participantes en el proceso no tengan también sus responsabilidades que las han de tener por supuesto.

      • Enrique Alario Catalá 21 octubre, 2014 en 9:21 #

        Todo cuenta compañero, en este sector tenemos que darnos cuenta de eso, que no se trata de hacer lo que nos toca sin pensar en el resto de procesos de edificación, sino que tenemos que trabajar para el objetivo final de tener un edificio bien construido. Si tenemos en mente ese objetivo a la hora de hacer nuestro trabajo, aunque no nos afecte directamente, todo saldría mucho mejor.
        Gracias por participar

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